El otro día, me llamo muchísimo la atención un comentario que un ejecutivo hizo en una red social acerca de salir de la zona de confort, y me sorprendió más aún que tuviese muchas aprobaciones, y que en varias ocasiones fuese compartido.
El comentario, evidentemente era crítico y negativo, y nos tachaba a coaches y a otros terapeutas como vendedores de humo, viniendo a decir que eso de salir de la zona de confort era una tontería que se había puesto de moda. Y que; ¿quién en su sano juicio estaba dispuesto a abandonarlo todo, para arriesgarse y perder todo lo que hubiese conseguido?
He de decir que como coach, nunca he animado a ninguno de mis clientes a dejarlo todo, y lanzarse desde un avión al vacío sin paracaídas. Evidentemente ese no es mi trabajo, y si lo hiciese estaría haciendo una mala práctica.
A mi entender, salir de la zona de confort, no implica perderlo todo. Y considero que no es ninguna moda, ya que no se trata de que ahora todo el mundo abandone lo que hace, y se ponga a hacer otras cosas. Si estás bien y así eres feliz, y no quieres cambiar nada de tu vida, me alegro muchísimo.
Este “leitmotiv”, por decirlo de algún modo, de “salir de tu zona de confort”, va dirigido a aquellas personas que no están a gusto con su vida, que no se conforman con lo que tienen o con lo que hacen, etc., … Que hay algo que les “pica” tanto que no pueden dejar de pensar en ello. Pero, evidentemente, no se les invita a que se tiren a una piscina sin mirar antes si está llena o vacía.
En un proceso de coaching, se acompaña al cliente, para que identifique qué es aquello con lo que realmente no está cómodo, qué es lo que hace que tenga esa necesidad de cambio, y para qué quiere cambiarlo.
El cliente define cuál es el objetivo que quiere conseguir, y durante las diferentes sesiones, a través de diferentes técnicas y ejercicios, éste toma consciencia de cuál es su situación actual, valora las alternativas que existen, y él mismo establece un plan de acción, a través del cual poder conseguir su objetivo y hacerlo posible, siempre del modo que a él mejor le convenga.
Es evidente que todo cambio implica incertidumbre, porque te expones a algo nuevo, y no sabes qué es lo que va a suceder. Pero la cuestión no es esta, para mí la cuestión es, si quieres seguir viviendo una vida con la que no te sientes identificado, o decides poner toda la carne en el asador para vivir la vida que realmente quieres.
A grandes rasgos, podríamos decir que existen determinados tipos de personas. Aquellas que afortunadamente son felices, y se sienten plenas con su vida, que no quieren cambiar nada, porque están bien así.
Después están aquellas que todo el día están quejándose de todo; que si no les gusta su trabajo, que si la familia tal o cual, que el grupo de amigos con el que voy no sé qué, que mi pareja lo otro, etc., … A estas personas, habría que preguntarles ¿para qué siguen en esta situación? Pero es posible que, muchas de ellas no hayan pensado que eso que no les gusta lo pueden cambiar.
Pero existen otras personas, que habiendo estado en situaciones similares, quejándose o sintiéndose a disgusto, un día toman consciencia de que no quieren seguir así, que pueden cambiar aquello que no les gusta. Pero de repente surge la duda, y tienen temor de hacerlo, ya que posiblemente no sepan cómo afrontar este cambio, se sientan “perdidas”, piensen que quizás no valga la pena cambiar, etc., …
Lo que diferencia a estas personas de las que siempre se están quejando sin hacer nada, es que ellas se plantean en serio que puede haber algo mejor, y es esta zona de confort, lo que les mantiene temerosos de dar ese paso hacia adelante, porque el cambio, como he comentado anteriormente implica incertidumbre, y como dice el dicho “Más vale malo conocido, que bueno por conocer”.
Yo como coach, animo a todas esas personas que se encuentran en esta última situación, no a que salgan a lo loco de su “zona de confort” como si no existiese un mañana. Si no que valoren, el precio que están dispuestos a pagar por quedarse tal cual como están ahora, o el de empezar a trabajar para poder tener la vida que realmente quieren. Tú decides, la decisión siempre es tuya.
“Si cambias tu pensamiento, cambias tus emociones,
Si cambias tus emociones, cambia tu actitud.
Si cambias tu actitud, cambias tu vida.
Si cambias tu vida, cambia tu destino”.
Stephen Crane