Vivimos en una sociedad en la que constantemente se nos está exigiendo, ya sea en temas de trabajo, de familia, cuidado personal, … Parece que es imprescindible llegar a todo y hacerlo todo bien, así de este modo parece que demuestras si vales o no. Todos tenemos mil frentes abiertos, y muchas veces cuando acaba el día estamos exhaustos, y es inevitable en ocasiones tener la sensación de que por mucho que hayas hecho no has aprovechado el día. Ya que no sabes cómo pero estás todo el día cumpliendo con obligaciones. Y ahí estamos todos, anhelando que llegue el fin de semana para con suerte poder dedicarnos a descansar, a estar con la familia, simplemente para hacer cosas que realmente nos gusten y nos llenen.
Este ritmo de vida, hace que nos desconectemos de nosotros mismos, que perdamos la conexión con quienes somos. Estamos en un continuo hacer, y rara vez nos paramos para echar un vistazo a nuestro interior, y preguntarnos si es eso lo que queremos, si así somos felices.
Algunos podríais decirme que es que la vida es así, que todo el mundo está igual, pero yo te digo que tu puedes elegir, y que no es cierto que todo el mundo esté igual.
No hay que esperar a tener una enfermedad o un susto para pararte a reflexionar sobre lo que estás haciendo con tu vida, como por desgracia sucede en muchos casos. Ya que cada día es un buen día para hacerte esta pregunta.
Tenemos tantas y tantas cosas que hacer que nos olvidamos de lo más importante, de nosotros mismos. Y para cuando nos damos cuenta, ahí está esa famosa expresión: “¡Es que el tiempo pasa volando!
Hace unos meses que he sido madre, y lo que más me dice la gente es: «Disfruta ahora que es un bebé porque no te darás ni cuenta y ya será mayor, que el tiempo pasa volando».
Es cierto que mi hijo crecerá, y que el tiempo pasa, es algo inevitable, pero el “no te darás ni cuenta” depende de mí, de como yo gestione mi día a día. De como yo decida vivir mi maternidad, mi vida. Si con prisas, queriendo llegar a todo, o dándole prioridad a lo que realmente es importante para mí en cada momento. Y siendo consciente de que lo que hago es porque realmente así lo quiero.
Podría escribir sobre más ejemplos, referentes a diferentes áreas de la vida, este es un ejemplo sobre mi área familiar, pero puedes planteártelo con cualquier otro aspecto de tu vida: ¿te dedicas a lo que realmente te apasiona? ¿eres feliz con tu profesión? ¿haces deporte porque te gusta, o juegas a pádel porque está de moda? ¿quieres realmente a tu pareja? ¿te sientes bien con tus amigos?, etc., …
Con esto lo que te sugiero es que te preguntes si tu vida, si lo que haces día a día, es lo que realmente quieres. Y que si la persona en la que te has convertido, es realmente quien quieres ser.
Te invito a que hagas un ejercicio y que examines cómo es tu vida en cada una de sus áreas: la familiar, la profesional, la económica, tu ocio, tus amigos, tu vida sentimental, tu salud, tu vida espiritual o crecimiento personal. Y que te cuestiones del 1 al 10 cómo estás de satisfecho con esta área de tu vida. Se totalmente sincero contigo mismo, es un ejercicio para ti, nadie te va a juzgar por ello. Una vez obtenidas tus puntuaciones, reflexiona y pregúntate una vez más para todas las áreas, en qué puntuación te gustaría estar realmente, de manera totalmente sincera y objetiva. Por ejemplo, si en tu vida familiar te has puntuado con un 5, y crees que llegar a un 10 es imposible por las circunstancias que sean, pregúntate a qué punto te gustaría llegar aún sabiendo de la existencia de esas circunstancias. Si hay algo que puedes mejorar o cambiar, que dependa de ti, y que te ayudará a sentirte mejor contigo mismo.
Una vez hagas este ejercicio podrás observar en qué áreas de tu vida estás más o menos satisfecho. Y plantearte qué puedes hacer, qué dependa de ti, para mejorar en aquellas áreas en las que sabes que podrías estar mucho mejor si aprendes a priorizar en lo que realmente es importante.
Este ejercicio puede ser un primer paso para que tomes consciencia de qué es lo que estás haciendo en tu día a día, con tu vida. Y si realmente te sientes bien con ello, o si por el contrario puedes empezar a mejorarlo. Si la vida que llevas hoy, es la vida con la que quieres seguir mañana. Y si quien eres en la actualidad, es quien te gustaría seguir siendo.
Muchas gracias por tu atención, nos vemos en la siguiente entrega.