En mi trayectoria profesional como coach, una de las preguntas que más he repetido es “¿De esta situación qué depende de ti?”
Esto me lleva a reflexionar que son muchas las situaciones en las que nos colocamos en un papel de víctima, y damos el protagonismo de nuestro estado de ánimo y bienestar, a aquello que nos preocupa y, que no podemos hacer nada por cambiar.
En muchos casos, tendemos a responsabilizar de nuestro malestar a cosas que se escapan de nuestro control, situaciones sobre las que no podemos ejercer ningún tipo de influencia, pero no somos, en su mayoría de veces, conscientes de ello, simplemente porque nos negamos a aceptar la realidad.
Estoy hablando de situaciones tales como: “Si mi jefe fuese de otra manera, yo estaría mejor en el trabajo”. Si observamos atentamente, estamos responsabilizando de nuestro estado de ánimo a nuestro jefe, y la realidad es que nosotros no podemos hacer nada para que nuestro jefe cambie. Por tanto, siguiendo con este ejemplo, como no podemos hacer que el jefe cambie, porque no está dentro de nuestra influencia: ¿Qué es lo que debemos de hacer para estar mejor en el trabajo?, ¿qué depende de ti?
Otro ejemplo sería; “Estoy muy mal, yo ya he hecho todo lo posible para arreglar la relación, pero es ella/él quien tiene que cambiar, sino la relación se romperá”. Es otro ejemplo, en el que la persona está mal porque el otro no cambia, pero que el otro cambie no depende de nosotros, depende de la otra persona, y puede que aquí lo que no se está aceptando sea precisamente esto, o bien; que yo lo he hecho todo y tú no has hecho nada, o puede que, lo que ha hecho la otra persona no es suficiente para mí, o no es lo que yo quiero que haga, etc. Una vez más, estamos posicionándonos en el lugar de la víctima.
Nosotros no tenemos el control sobre estas situaciones, y si lo tenemos es sobre determinadas cosas, sobre una determinada área de influencia, sobre aquello que nos concierne únicamente a nosotros, como por ejemplo gestionar nuestras emociones o aprender a aceptar la situación. Hay cosas que nos empeñamos en controlar que están fuera de esta área de influencia, y que no depende de nosotros, y esto es lo que nos genera el malestar.
Asumir el protagonismo de la situación, supone ser consciente de qué es aquello que depende de mí, y en muchas ocasiones, esto consiste en aceptar que no podemos tener el control de todo, y que hay ciertas cosas que debemos de aprender a aceptar tal y como son. Vivir conscientemente, aceptar la realidad tal y como es, y que si hay algo que no nos gusta y queremos cambiarlo, sólo podremos cambiarnos a nosotros mismos.
Si te encuentras en alguna situación así, te invito a que te cuestiones lo siguiente, a mí me ayuda:
- ¿Qué es lo que no estás aceptando de esta situación?
- ¿Qué es lo que no puedes cambiar?
- De esto que te preocupa, ¿qué depende de ti?
- ¿Qué consecuencias tiene para ti darle el poder “al otro” de la situación?
- ¿Qué consecuencias tiene para ti esperar a que “el otro” cambie?
- ¿Qué significa asumir la responsabilidad de esta situación?
Y por último aquí os dejo con una cita que me ha acompañado durante mucho tiempo y que siempre tengo muy presente. Gracias.
“Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”, Víctor Frank.