Las emociones son impulsos fisiológicos a un determinado estímulo interno o externo. Cada emoción cumple con una función adaptativa, es decir, nos ayudan a hacer frente a esa situación por la que estamos transitando. De ahí que no hayan emociones ni buenas ni malas, sino que todas ellas son necesarias.
Por ejemplo, imaginemos por un momento un mundo en el que no existiera la ira o la rabia. Si esto fuera así no responderíamos ante las injusticias y las permitiríamos. Mientras que si sentimos esta emoción seremos capaces de hacer frente a estas injusticias y reivindicarnos. Lo mismo sucede con el miedo, si éste no existiera no temeríamos a nada, y pondríamos en peligro nuestra supervivencia.
El inconveniente surge cuando no regulamos adecuadamente una emoción, y en el caso de las dos anteriores, por ejemplo, la rabia descontrolada puede llevarnos a la violencia, o el miedo, a paralizarnos ante situaciones cotidianas que no tienen nada de peligrosas. Pero así mismo, hasta la alegría mal regulada convertida en euforia, puede llevarnos a hacer cosas imprudentes.
Esta es una de las características principales de las emociones: no hay emociones ni buenas ni malas, sino que todas y cada una de ellas son necesarias.
Otra de las características de las emociones, es que éstas son breves, son temporales. Surgen como consecuencia de ese estímulo y ya está.
Pero lo que sucede, es que esa emoción que surge, la solemos relacionar siempre con un pensamiento, que como ya hemos visto en el anterior artículo, son de origen mental. Y de esta combinación, emoción y pensamiento, surge el sentimiento.
(Emoción + Pensamiento = Sentimiento).
Es por ello que, en base a lo que estemos sintiendo nos encontremos bien o mal, por tanto, podemos decir que el sentimiento es la carga emotiva del pensamiento.
Para aprender a gestionar las emociones, es importante tener en cuenta el cuerpo y la mente.
¿Cómo sentimos la emoción en el cuerpo? Es decir, parar, observar y preguntarnos cuando surge esa emoción, en qué parte de nuestro cuerpo la estamos sintiendo, en el pecho, el estómago, mandíbulas, etc.…
También preguntarnos, con qué pensamientos estamos asociándola, es decir, que estamos pensando a cerca de esta emoción.
Existen una serie de pasos principales para regular nuestras emociones:
El primer paso sería Reconocer. Reconocer que nos está sucediendo algo, ponerle nombre a esa sensación, a esa emoción, porque evidentemente, sino reconocemos que nos está sucediendo algo, difícilmente podremos hacer algo al respecto.
El segundo paso consiste en Observar. Observar qué es lo que nos está sucediendo, sin juicio alguno, simplemente observar cómo se está manifestando esa emoción en nosotros.
El siguiente paso, sería el paso previo a la regulación emocional, que consiste en Identificar. En este punto, es donde tratamos de averiguar qué es lo que nos ha venido a decir esta emoción, que información nos está dando. Consiste en preguntarnos, por ejemplo: ¿con qué pensamientos me conecta esto que estoy sintiendo? ¿Cómo está repercutiendo en mi físicamente? ¿Cuándo y cómo aparece, en qué situaciones?, etc.,… Siempre cuestionándonos, pero sin juzgar nada. Todo está bien.
Y, por último, tendríamos la regulación propiamente dicha, que consistiría en transformar esta emoción.
Y, ¿Cómo transformamos una emoción? Pues aprendemos a sostenerla o bien dejándola ir.
Aprender a sostenerla: Aceptar lo que está sucediendo, ya que tenemos los recursos suficientes para sostenerla sin que nos haga daño.
Soltarla o dejar ir: Cuando decidimos desde la plena aceptación, “esto ya no lo quiero”. Soltamos la emoción y nos quedamos en paz. No confundir con resignación, ya que la diferencia principal, es que cuando dejamos ir lo hacemos en paz, y cuando nos resignamos no.
Como has podido observar, es muy importante tomar consciencia tanto de nuestro cuerpo como de nuestra mente o pensamientos, para poder regular nuestras emociones.
Como dije al principio de esta serie de artículos, todo está conectado, y sólo alcanzaremos el bienestar cuando nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones estén en equilibrio.
Muchas gracias por tu atención.